miércoles, 25 de marzo de 2009

PROUST DESDE OTRO ÁNGULO


"La vida de Marcel Proust comienza como el clásico cuento del niño rico que juega, porque puede, a bohemio intelectual del París modernista. Tras crecer en el seno de una familia acomodada en un barrio de clase alta, Proust no tardó en interesarse por el universo literario. Como el que compra una barca para aprender a navegar, Proust decidió, a sus 23 años, autopublicarse un recopilatorio de poemas y relatos, haciendo caso omiso a su pobreza estilística. Todo con el dinero de papá, médico de postín. Sin embargo, su improductividad laboral contrastaba con el don para las relaciones públicas que Proust tenía, como muestran las colaboraciones de sus amistades en los textos. Tras el rotundo fracaso de Los placeres y los días, Proust buscó en sí mismo la fórmula del éxito, trazando un protagonista repleto de paralelos consigo mismo, chiflado por la literatura y, probablemente, con la musa fuera por vacaciones, tal y como a Proust le ocurría. Para completar la trama eligió el camino fácil y comercial, buscando asegurarse el éxito, y para ello puso sobre la mesa un tema candente en la Francia de finales del diecinueve: el Affair Dreyfus. La novela fue publicada póstumamen-te por Bernard de Fallois, el cual utilizó los manuscritos de Proust para su tesis, en la que incluyó Jean Santeuil, recopilatorio de tales manuscritos. Unos manuscritos que, rotos y olvidados por Proust, no fueron otra cosa que un borrador de la explosión de talento que experimentó al escribir su obra más famosa, En busca del tiempo perdido (1913-27), fruto quizá del confinamiento al que se autosometió tras la muerte de sus padres. Bajo mi punto de vista, lo que hizo brotar de ese “yupi pseudobohemio” la aptitud para confeccionar su exitosa saga fue precisamente el hecho de enfrentarse cara a cara con algo que no entiende de clases sociales ni francos parisinos: la muerte. ¿Moraleja? Los grandes genios alcanzan el éxtasis creativo en el preciso momento en que la mierda ya no les permite respirar como personas normales.


Confío en que esta visión subjetiva, unilateral y reconocidamente incompleta del excéntrico Proust no resulte problemática. Tras leer varios artículos en internet y algún que otro periódico y enciclopedia, he llegado a la humilde conclusión de que es absurdo hacer un resumen sintetizando lo que todos ellos dicen, así que he decidido intentar dar mi punto de vista sobre Marcel Proust, pues no me cabe duda de que su vida y obra son del todo conocidas por usted."


En el fondo, Lowy me quiere.

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