lunes, 30 de marzo de 2009

CRÍTICAS

“-¡He tenido una grandísima idea para la pelí que hablamos de rodar el otro día!
-¿Cual?
-Vamos a currarnos un guión digno de elogio. Con giros argumentales que dejen traspuesto al espectador. Vamos a coger grandes actores, aunque no sean caras conocidas, para que hagan el papel de sus vidas. Si a todo esto le sumamos un buen montaje y una buena fotografía, haremos historia en el cine español
-Ninguna productora va a querer comprarnos una idea así, seguro que es un fracaso en taquilla. No lo veo, tío, no lo veo.
-Vaya…
-Tengo una idea mejor: vamos a coger los actores adolescentes de un par de series de Antena 3 y Telecinco. Haremos un trailer que deje ver que las tías se van a desnudar para que vayan tíos al cine, y que los tíos buenos de las series también van a enseñar carne para que
para que vayan tías al cine. Vamos a mezclar alcohol, sexo y drogas para que mole mogollón. Eso fijo que nos da mucha pasta. Y para que no se nos echen encima las madres, que la moraleja final sea que las drogas y el alcohol son malos.
-Vale, ¿quién se encarga del guión?
-¿Guión? ¿Qué guión?”



...por fin. Llevaba días buscando una forma original de explicar lo insultante que me resultó este burdo documental de la adolescencia más descerebrada, por el que malgasté dos horas de vida, y al final, tras desistir, me he topado con esta magna crítica que tan bien desarrolla las múltiples razones por las que pagar por verla en taquilla sería sacrilegio. Gracias, Josete, por pasármela. Mira que he paseado esta noche largas horas por Gran Vía en busca del portentoso adjetivo que humillara a esta banda de niñatos maquillados, y sólo reparé en egocentrismos varios y otras pinturas de la mente. Y es que no sé cómo lo hago, pero ponga donde ponga el cenicero, el humo siempre viene a mí. Será que alguien en el limbo está tratando de manchar con tags toyakos esta novela de aventuras. “Ce n’est pas posible. Tout est trop parfait pour être notre p’tit verité” dijo la joven Poulain durante el sutil camino que cada noche daba por los párpados del señor Quinquempuoi… ¡Collignon cebollón! …solo ante el peligro, víctima de las garras del metro más madrugador, siento entre mis manos el tímido candor del bic de turno entre mis dedos. Prohibido ahorrar en comida ni libros, y el turismo cobra preferencia para todas aquellas monedas de latón que sobren tras llenar el vientre y la mente. Es posible que el diario de un universitario no sea otra cosa que una burbuja de anécdotas. Trazos finos en mi pompa, trazos finos y delicados para con tus facciones delicadas y finas, que en terremoto se dibujan en mi mente a toda hora que aterrizan en mi olfato restos de Camel Blue. Parafraseos pesimistas para otro día. Hoy toca brillar…

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