Y ganó. “Es la hora del cambio” dijo Obama, exultante por su victoria. A partir del 4 de Noviembre de 2008 el Mundo tiene un nuevo capo, un nuevo patriarca que dirigirá nuestro planeta al menos un buen puñado de trimestres de déficit mundial. En algún lugar del globo, alguien cuenta las horas para tomar un avión con destino al epicentro de la resaca electoral, y no muy lejos tú ametrallas tu cabeza con preguntas sin respuesta y dudas irresolutas. Tu mente mengua y permanece carcomida por un petabyte de recuerdos que a día de hoy resultan tan dulces como la mi
el, pero tan lejanos como las mañanas de verano con el Club Megatrix y los anuncios de la BatiCao. Es el mismo R&B el que suena en nuestros pecés, pero ya no "queda" como entonces. De animar ha pasado a conmover, y de esto desembocará en nostalgia. Nostalgia. Tal y como citó alguien en algún momento, y valga la redundante redundancia, en cierto modo el cielo es menos azul, los pájaros tienen gripe, las estrellas ya no brillan, las hojas han dejado de caer al compás de nuestros pasos y un tejano baggy con bolsillos ya no es motivo de sonrisa repentina en aquella cara por la que un humilde servidor hubiera bailado el agua hasta hacerla marear. Vuelven las noches de biblioteca, pero ya nada será igual. Hoy el mundo inicia una nueva etapa, pero en mi mundo ya hace tiempo que las cosas cambiaron, y más de una a peor.

Feliz futuro Sábado a todos y todas.
Posdata: se avecina mal tiempo en la Península...
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