ARTHAS HA LLEGADO

Una vez más, los vestigios de la secular mitología nórdica sirven de piedra angular de un proyecto audiovisual multimillonario. Esta vez ha sido Blizzard la que por tercera vez se ha valido de la tan exitosa estética vikinga para ambientar su videojuego. Pero esta clave de éxito asegurado no comenzó con Warcraft, sino que tiene diversos precedentes tales como los largometrajes Las Crónicas de Narnia y El Señor de los Anillos, o sin ir más lejos su antecesor y análogo literario, por no mencionar tantos otros. En Wrath of the Lich King, Blizzard hace un espectacular despliegue audiovisual para la construcción de un videojuego creado para causar tanto o más fervor que el causado por sus hermanos mayores. Ya en su presentación, el agresivo uso de las tomas de cámara y el desgarrador trasfondo musical logran tejer, junto con otros muchos efectos, una excelente carta de presentación para una aventura épica sin precedentes de la cual se espera que varios millones de personas en todo el Mundo naveguen por un universo cibernético propio, encarnando un personaje personalizado al gusto de cada usuario, y pudiendo elegir entre elfos, trolls, magos, orcos, etc. según se quiera pertenecer “al bien o al mal”. La presentación en sí trata de la abdicación de un poderoso rey en la figura de Arthas, su hijo, el cual tendrá que demostrar haber heredado todos aquellos valores de los cuales durante siglos ha hecho gala su honorable linaje. Excelentes recursos tecnológicos dan forma a una cuanto menos atractiva trama épica que, sin duda, sentará cátedra en el mundo de los videojuegos.